sábado, 18 de agosto de 2007

Íxion, Tântalo e as Danaides


"Todo QUERER nasce de uma necessidade, portanto de uma carência, logo, de um sofrimento. A satisfação põe um fim ao sofrimento; todavia, contra cada desejo satisfeito permanecem pelo menos dez que não o são. Ademais, a nossa cobiça dura muito, as nossas exigências não conhecem limites; a satisfação, ao contrário, é breve e módica. Mesmo a satisfação final é apenas aparente: o desejo satisfeito logo dá lugar a um novo: aquele é um erro conhecido, este um erro ainda desconhecido. Objeto algum alcançado pelo querer pode fornecer uma satisfação duradoura, sem fim, mas ela se assemelha sempre apenas a uma esmola atirada ao mendigo, que torna sua vida menos miserável hoje, para prolongar seu tormento amanhã. (...) O sujeito do querer, conseqüentemente, está sempre atado à roda de Íxion que não cessa de girar, está sempre enchendo os tonéis das Danaides, é o eternamente sedento Tântalo".

(Schopenhauer, A., O Mundo como Vontade e como Representação, I 231)

Íxion foi condenado, por seduzir Hera, esposa de Zeus, a girar eternamente numa roda flamejante. Tântalo, à sede e fome eternas: ele tenta alcançar os frutos de um galho que o vento sempre afasta. As Danaides devem encher com água tonéis que não têm fundo.

Qualquer semelhança com o destino da Humanidade não é mera coincidência. Qualquer referência à roda dos meios de comunicação-informação-entretenimento, também não.

Somos vítimas de esse castigo ou vitimários
? O ambas as duas coisas?

Quem é o rato, quem o filósofo?

quinta-feira, 9 de agosto de 2007

Um texto em espanhol: Sobre máscaras e citações

Isto não é propriamente sobre meios e comunicação, mas a ditadura do editor me autoriza a publicar, mesmo assim.

Trata-se de uma reação a um texto de Jorge Fontevecchia no jornal Perfil. (Veja clicando aqui)


Sobre citas y máscaras

Los cuadernos escolares, de lomo sobado y páginas de caligrafía cuidadosa, guardaban el secreto de aquel hombre cordial, sensible y culto. Frases organizadas en volúmenes temáticos mostraban el mapa de treinta años lecturas del embajador, lecturas esforzadas por quien fuera un joven pobre de economía y rico de voluntad, de ambición, de inteligencia. Había comenzado, según me dijo, por una lista de libros (era un número preciso, que no recuerdo) hecha a pedido por un amigo culto. “Si voy a almorzar con alguien que tiene que ver con el arte, busco mi cuaderno de citas artísticas y memorizo algunas. También los uso mucho para escribir cartas, quedan mucho mejor”, explicó con una candidez que me pareció conmovedora. El embajador citaba para ornamentar un diálogo o una carta, para decorar; Proust, Galileo, Descartes y Leibniz cumplían en el salón del diplomático la misma función que las piezas de plata alineadas en la vitrina y la corbata de seda con florcitas. Función legítima, sin duda, y eficaz.

Citar es un hábito de larga tradición. Gracias a las citas de Aristóteles podemos conocer a los que llamamos de presocráticos, y es toda una discusión de los platónicos qué le corresponde efectivamente al autor y qué a sus personaje central, Sócrates (los diálogos platónicos son piezas construidas como largas citas del maestro). Los padres de la iglesia citaban a Platón y a la Escritura para sustentar sus argumentos, y la filosofía medieval se construye, por su parte a partir de citas e interpretaciones de todos ellos (Platón, Aristóteles, la Biblia y los padres de la iglesia). La filosofía moderna, el Iluminismo, la tradición alemana… toda la historia del pensamiento occidental se hace a partir de referencias textuales, explícitas o no. Una dificultad grande para abordar textos medievales, por ejemplo, es el sistema de citas sin referencia. Hombres de gran cultura, como San Agustín, escribían citando de memoria y sin comillas (no existían), sabiendo que el lector docto reconocería los pasajes de aquellos autores como Ovidio, Cicerón, Boecio, que toda persona letrada había estudiado (es decir, aprendido a recitar) en el curso de una formación clásica.

Pueden ser muchos y muy diferentes los objetivos de una cita en un texto filosófico. A veces se cita para defender una línea argumental, para contrastar, para refutar… Los filósofos son muchas veces deshonestos en sus referencias. Guillermo de Ockham con Agustín, Kant con Constant, Schopenhauer con Kant, Nietzsche con Platón… citar en beneficio propio es práctica corriente de la mejor filosofía. También, claro, se cita como homenaje o como punto de partida para una construcción ulterior: Tarski cita a Aristóteles para desarrollar una teoría de la verdad, Hegel cita a Heráclito, Arendt cita a Heidegger.

Diferente es el caso de la cita filosófica hecha fuera del texto filosófico, y su uso debe ser hecho y mirado con cura. Los llamados filosofemas pueden servir para decir cualquier cosa, y no necesariamente aquello que el autor citado quiso decir. “Dios ha muerto”, “El fin justifica los medios”, “Pienso, luego existo” son filosofemas, no filosofía. Decir que “No hay injusticia mayor que la de parecer justo” es una frase inteligente entre muchas otras dichas por Platón, pero citarla fuera de la economía argumentativa del texto no es hacer filosofía. Es más, muchas veces puede ser deformar la filosofía.

Me dijeron una vez que un ingeniero mira las cosas pensando cómo copiarlas y un periodista las mira pensando como contarlas (no era un elogio, quien me lo dijo era un amigo ingeniero, claro). Hay una categoría periodística que me parece nueva en la Argentina (pero puede ser mero desconocimiento) que usa la cita culta con profusión. El periodista es normalmente intuitivo, y no filósofo ni intelectual; lee como periodista y cita como periodista, y si es bueno y lo hace bien, su texto funciona y deja en el lector la doble impresión de que leyó un texto culto y de que es él mismo, lector, persona algo más culta después de ese contacto con autores importantes. No importa si ese contacto fue a través de píldoras de sabiduría, leímos algunas frases entre comillas, las entendimos, ergo, somos gente inteligente. Y culta.

Me pregunto cuál es la función de la cita en un texto como La Máscara y el Semblante. No es, sin duda, una función intelectual. No se trata de poner en marcha el proceso del pensamiento, de establecer un nuevo punto de partida para que lleguemos a una nueva comprensión de lo que en ese texto se llama “lo real”. Ni es, o por lo menos no en ese caso particular, una cita hecha apenas para decorar un discurso periodístico (la cita es casi toda en sí misma el texto). Tal vez esta cita sea, paradójicamente, ella misma encarnación de la tesis que defiende, y es por eso que me parece interesante. Por lo que dice, dónde lo dice, por la pluma de quién lo dice y en referencia a quién lo dice.

El texto habla de máscaras que nos ponemos para parecer algo que no somos, y de cómo las máscaras pueden ocupar el lugar del rostro sin que nos demos cuenta de esta substitución, sin que percibamos que al vestir la máscara es ella la que nos viste –aunque no sepamos exactamente de qué nos viste (Un travesti viste la máscara de una mujer; la apropiación no lo hace mujer sino un hombre con máscara de mujer). La larga cita de Joan Rivière (en verdad, cita de una cita: Lacan cita a Rivière, y es por su parte citado), ocupando el lugar central de la columna de un periodista, cumple efectivamente la función de máscara a la que hace referencia. Por un juego de sustituciones, dice lo que el autor de la columna quiere que diga (Joan Rivière, claro, no se estaba refiriendo a ningún candidato presidencial argentino), y que el periodista no quiere o no puede poner en sus propias palabras. El periodista viste así la máscara del intelectual que cita al intelectual, se pone la máscara de Joan Rivière para hablar de la máscara de alguien se pone, sin percibir que él mismo está vistiendo una máscara y sin pensar en qué eso lo convierte.

No me interesa el caso particular de esta columna sino aquello a me remite en el reencuentro con la Argentina después de quince años de alejamiento. La referencia a la máscara, el proceso por el cual esta referencia se realiza, revela un trazo tan fuerte como difícil de percibir: el juego de las máscaras, el juego de substituciones donde importa parecer los que no se es y se acaba siendo lo que no se quiere. Ingenieros y licenciados que no son, periodistas travestidos en intelectuales, dirigentes populares a fuerza de camiseta, deportistas convertidos a políticos y manifestantes de piquete hechos atracción televisiva. Tal vez sea por eso que modelos, transexuales, vedettes y presentadores de TV ocupan un lugar tan central en la escena argentina como en ningún otro país que conozca. Y el botox, la cirugía, la plástica; no es sólo para aquellas profesiones, actividades o categorías que se definen por la imagen física. Es casi, digamos, natural, que una actriz luche contra el tiempo para mantener la imagen que la hizo famosa; no es natural, y confieso que me cuesta entenderlo, en intelectuales, periodistas, políticos.

Tal vez sea significativo que en esta sociedad en la que lo que (a)parece es más importante que lo que es, el lugar de una revista que se llamaba Gente haya sido ocupada por otra que se llama Caras. Lo que nos devuelve al autor de la columna.

quinta-feira, 2 de agosto de 2007

Acidente da TAM no YouTube

Usar os recursos do meio

Internet não é uma revista na tela, não é um jornal atualizado em tempo real, não é TV no computador. É isso tudo, mais recursos novos que nós, jornalistas, precisamos aprender a usar. Um belo exemplo das possibilidades abertas é a animação do acidente da TAM feita pelo diário espanhol El País (veja aqui). UOL também fez uma reconstrução, que pode ser vista clicando aqui.
Outras simulações, no YouTube, clique aqui.

(Obrigado, Edson)

terça-feira, 31 de julho de 2007

Tempestade para os jornais, vento em popa para a mídia colaborativa

Não está fácil a vida para os jornais nos EUA. Este gráfico diz muito: a publicidade não mais cai: despenca. Sobre tudo nos classificados, que estão migrando a velocidade absurda para a internet (Clique aqui e veja a matéria completa no Wall Street Journal. Online, claro). Na outra ponta, fenômenos de hiper-localização continuam a surgir. Veja um bom exemplo: o site yelp, que promove conteúdo participativo e está levando uma fatia crescente do bolo -trazendo, inclusive novos anunciantes ao mercado. Veja a matéria da C-Net clicando aqui. E preste atenção em quem está bancando a empreitada.

O vento não está mudando: o vento já mudou.

À mídia tradicional cabe aceitar a nova realidade, ajustar as velas e tentar se adaptar. Não será fácil nem há garantias, mas como em qualquer mudança de vento, timming é tudo: não dá para virar cedo demais -mas se não virar, é garantia de problemas.

Ainda há muito mar pela frente, e não dispomos de cartas nem de GPS.

segunda-feira, 30 de julho de 2007

Filhos e a Internet

Um aspecto difícil da revolução digital: como nos conduzirmos nós, pais imigrantes digitais, com nossos filhos nativos digitais. Muitas perguntas e respostas que ainda não passam de opinião sem possibilidade de comprovação empírica e com muito pouco fundamento teórico.
Quanto tempo é muito tempo? Quanto (e qual) controle da navegação é o certo? Quais são os perigos, quais as vantagens de ter filhos online? Qual a importância de mantermos nos filhos alguma exigência quanto à leitura offline? Quais os limites e como impor algum?
Em casa (três filhos: 20, 16 e 10; dividem computador, com banda larga), estamos para testar um programa recomendado por usuários do del.icio.us : é o
KidsWatch Time Control. Vamos ver. Prometo reportar os resultados e voltar no assunto.
Enquanto isso, se alguém tiver ideias, opiniões, experiências, por favor, me conte.

sexta-feira, 27 de julho de 2007

EPIC Legendado

Docuficção sobre o futuro da mídia. Um pouco efetista demais - mas funciona. Há uma versão em espanhol disponível em http://www.unabvirtual.edu.co/epic/


(Este legendado o devemos a Marília; te estamos esperando)

Does technology drive history?


Não sei. Não creio. O título deste post é o título de um excelente livro cujo fim é ajudar a responder essa pergunta (se quiser saber mais sobre o livro, clique aqui). Mas que no tema que nos ocupa (a comunciação, a informação, os meios), a tecnologia marca o ritmo do dia-a-dia, isso é fato. Mais do que correr atrás da notícia do último gadget (odeio essa palavra!), devemos procurar o marco certo para entender as mudanças que, sem isso, parecem pipocar de maneira aleatória.
A Technology Review é uma publicação do MIT que anda no meio termo. Não chega a colocar o marco conceitual que ajude a entender a lógica das mudanças, mas também não fica olhando fascinada para o último show de Steve Jobs. Na edição deste mês, alguns artigos relevantes: as dificuldades para acompanhar o que efetivamente fazem as pessoas na web(clique aqui), buscas mais eficientes a partir de estudos da linguagem natural (clique aqui) e uma matéria de capa muito inquietante (clique aqui).

domingo, 22 de julho de 2007

Abril e Telefónica, a dança com o urso

O Grupo Abril acaba de ter sua parceria com a Telefónica aprovada pela Anatel. Bom para Abril (que ganha fôlego para investir), bom para Telefónica (que avança no mercado de produção e distribuição de conteúdos). Mas ainda é cedo para tirar conclusões.

Muitas perguntas para o futuro. Abril enfrenta o desafio de continuar sendo relevante num cenário muito diferente do que a trouxe até aqui: um mercado cada vez mais aberto e novos modelos de produção e de distribuição de informações. Manter a hegemonia de outrora (quando "opinião pública" era um conceito mais fácil de se amarrar) é utopia. A família Civita, envolvida no processo de sucessão (para a terceira geração), procura entender quais são os caminhos certos para não perder espaços. A dependência de Veja é muito grande: o Grupo é relevante enquanto Veja o é. O mundo muda, o Brasil muda e Veja precisa se manter na crista da onda -apesar de Lula, apesar da mudança do país e da sociedade. A aposta numa visão editorial radicalizada na figura de seu colunista-palhaço Diogo é arriscada, mas vem dando certo. Difícil fazer previsões a respeito.

Os herdeiros de Roberto pendem mais para a tela do que para o papel, mas ainda está por ver-se a imprompta da nova geração nos rumos do Grupo. Até agora, das tentativas para encampar sucessos no mundo digital, as mais bem-sucedidas são TVA (conduzida por Leila Loria) e a MTV (dirigida por André Mantovani). Internet ainda anda de lado, mas é prioridade para o Grupo e o desafio não é facil -vide as frustrações de TIME Inc, num mercado bem mais favorável.

Agora, para o futuro imediato, Abril precisa aprender os passos da sempre delicada dança com o urso.

(veja os informes financeiros dos dois sócios: Abril e Telefónica)



ET: A notícia, como foi dada pelo portal TI Inside.
E por falar em dança com ursos, veja o vídeo.

A moda dos mapas na rede

Clique para ampliar (obrigado http://www.boingboing.net/)

O mapa da internet, seus drives e players principais, na forma de mapa de metrô Mais engraçado que eficaz -mas está tudo aí. Uma tendência na rede: transformar o complexo em informação visual. Assim, se apreende mais intuitiva, rapidamente. Clicando aqui veja uma nova forma de visualizar informação na Wikipedia. Funciona bem e é prático.

sexta-feira, 20 de julho de 2007

A Internet acabou!

Clique aqui. E imagine como seria o mundo sem ela....

Palestra no Curso Abril: Filosofia e Jornalismo

São a filosofia e o jornalismo semelhantes?



"Há semelhanças entre jornalismo e filosofia", diz Andrés Bruzzone

23 de Fevereiro de 2007, 19:9

O jornalista Andrés Bruzzone, um dos responsáveis pela criação da revista Caras no Brasil, conversou com os alunos do Curso Abril sobre filosofia. O ponto de partida da apresentação foi a questão: "Há um encontro possível entre filosofia e jornalismo?".

A pergunta inicial suscitou tantas conexões, que a palestra foi encerrada com um debate, que envolveu quase todos os presentes, sobre o papel do jornalista enquanto cidadão. "Foi o momento da palestra que eu mais gostei", disse a aluna de texto Isadora Moreira.

A resposta está na origem
Tanto o jornalista quanto o filósofo não se conformam com a verdade que está posta, ou seja possuem espírito contestador. Sem curiosidade e espírito crítico não existiria nem jornalismo, nem filosofia. "O espírito crítico é o que se pede do jornalista. Não do bom jornalista, mas de todos. Se não tiver [espírito crítico], se não questionar o que está pronto, você não é um jornalista", disse Andrés.

Semelhanças e diferenças
O jornalismo, assim como a filosofia, é feito por meio da linguagem.Contudo as relações que eles têm com as palavras são diferentes. Enquanto para os jornalistas ela é uma ferramenta, um instrumento de trabalho; para o filósofo, devido à definição dos termos, ela é um problema.

O jornalista conta a verdade?
Para a maioria dos jornalistas a verdade é um fato. Entretanto, a verdade não é uma questão tão simples assim para a filosofia. Sócrates seria perdoado da acusação de subverter a juventude se pedisse desculpas públicas, entretanto se negou a fazê-lo. Como o filósofo acreditasse em tudo o que estava dizendo, negou-se a mentir para a sociedade e, para provar a veracidade de sua filosofia, tomou a sicuta.

Para Platão, a verdade está além do que nós conseguimos ver. Já para Aristóteles ela se encontra na essência. Kant vai mais longe e diferencia os conceitos de verdade - comparar o que é dito com a coisa em si - e veracidade - comparar o que é dito com a sua convicção interna.

Como para a maioria das pessoas, a verdade não é um valor absoluto - ou você faria como Sócrates se fosse ameaçado de morte? - o que resta aos jornalistas é ter a veracidade como norte. Andrés é direto: "Só com uma boa apuração é possível ter convicção interna do que se está dizendo".


[veja esta matéria no site do Curso Abril de Jornalismo]


terça-feira, 17 de julho de 2007

Murdoch: o grupo global de comunicação deixou de ser um sonho. Ou um pesadelo.

O empresário de meios australiano Rupert Murdoch ( http://en.wikipedia.org/wiki/Rupert_Murdoch ) está um passo mais próximo do sonho (ou do pesadelo) do grupo global de meios de comunicação e informação. Hoje foi anunciado um importante avanço na negociação pela compra do mais prestigioso e influente jornal de negócios do mundo, o Wall Street Jornal (www.wsj.com).
A operação está (estava...) travada pelo desacordo quanto ao controle editorial: a família
Bancroft, vendedora quer (queria...) garantias de preservação da independência editorial. Murdoch não aceitava. Veja a matéria no NYT: http://www.nytimes.com/2007/07/17/business/media/17dow.html?_r=1&dlbk&oref=slogin

segunda-feira, 16 de julho de 2007

Nada é do jeito que era, nada será como é...

Nada é do jeito que era, nada será do jeito que é. Mudança sobre mudança, o ritmo é vertiginoso –e tende a acelerar. Cada espaço e cada instante, cada atividade é tomada pela revolução em curso. Não é apenas o dilúvio informativo, na feliz expressão do pensador francês Pierre Levy: informação disponível a toda hora em todo lugar, por todos os canais. A nossa já era a sociedade da informação antes de internet. A produção, o armazenamento e a distribuição de conteúdos digitais e a criação de redes informativas vieram para acelerar processos que já estavam em curso.

O que de verdade mudou, e que não deixa ninguém fora dos efeitos da revolução digital, é o modo em que as pessoas se comunicam. As pessoas, não: todos nós. Para falar com um familiar distante usamos MSN ou Skype... ou mail, se tivermos mais de 30 anos. Para manter o contato com colegas de trabalho, LinkedIn e Gmail. Para nos mantermos informados sobre uma especialização recebemos newsletters eletrônicas e acessamos sites e blogs, e usamos ferramentas que nos mantêm atualizados sobre toda e qualquer notícia que apareça sobre algum assunto (se o leitor não estiver familiarizado com a ferramenta, pode visitar http://www.google.com/alerts). Mas a comunicação não acaba no diálogo escrito ou falado, na notícia, no anúncio... Também nos comunicamos quando trocamos arquivos, quando aprendemos, quando compartilhamos fotos, quando avaliamos produtos, quando encomendamos serviços, quando pesquisamos preços, quando reclamamos por um mal atendimento... Tudo é comunicação e tudo mudou, está mudando e ainda irá mudar.

Como definir o que isso representa para usuários e empresas? Tende-se a restringir os alcances da revolução aos seus efeitos mais evidentes, perdendo de vista o essencial. Significa que para muitas empresas, estar prontos para a nova era se traduz por ter contratado um estúdio de design para fazer um bonito site. Nada mais errado, nada mais perigoso. É preciso ver qual é o alcance das mudanças provocadas pela revolução digital.

Ao mudarem as formas (na tecnologia e nos hábitos) da comunicação, muda a maneira em que empresas e consumidores se relacionam. Os impactos, claro, são diferentes segundo de que indústria ou atividade se trate: o setor das telecomunicações percebe de maneira mais direta e imediata as ameaças do que o da química industrial, o da educação vê com mais clareza as oportunidades se abrirem do que o da indústria naval. Até no interior de uma mesma indústria o impacto não é homogêneo –o jornal impresso está mais perto da linha da nova fronteira do que a revista bimestral, como o telegrama morreu nos EUA enquanto a carta continua e os serviços como DHL e FedEx só fazem é crescer por conta do comércio online. O que é certo é que ninguém fica fora daquilo que traz a nova era da comunicação digital em rede.

Os usuários têm mais poder do que tinham, e esse poder vem da maior informação disponível, somada aos meios para adquirir, comparar e manejá-la. Não apenas o fabricante deve fornecer boas informações no seu site: ele também deve saber que os usuários trocarão opiniões e dados que irão influenciar na hora da compra. Isso, sem contar com os sites especializados na avaliação e comparação de produtos, um filão crescente na internet. O que significa que o call center e o vendedor na loja devem estar prontos para lidar com consumidores mais informados, mais exigentes, mais desconfiados. Que as perguntas do consumidor serão mais agudas e complexas do que jamais o foram, que o consumidor pode ser um expert antes mesmo de comprar o produto. E que se ele se sentir ludibriado, irá compartilhar seu desapontamento com potenciais compradores do produto. Cada vez mais é verdade que o que importa não é o que você diz sobre a sua marca, mas o que eles dizem –entendendo por eles um conjunto difuso, que inclui consumidores reais e potencias, consumidores da concorrência, formadores de opinião, influenciadores....

Para enfrentar os efeitos eventualmente negativos desta mudança e aproveitar as oportunidades, as empresas devem incorporar novas competências: bem além do manual e do treinamento básico, que bastavam 10 anos atrás, faz-se indispensável desenvolver um website adequado, monitorar aquilo que está sendo dito na internet e preparar as equipes para lidar com este novo consumidor: vendedores mais aptos a responder perguntas e questionamentos, call center atendidos com inteligência e flexibilidade, programas diferenciados de treinamento e capacitação.... Isto é, as indústrias, de modo geral, devem incorporar competências que antes eram apenas correntes nos setores chamados de serviço.

E chegamos, assim, pelo caminho do mais óbvio, que é o modo diferente em que as pessoas se relacionam com os produtos e os serviços oferecidos pelas empresas, ao coração da mudança que a revolução digital traz para as indústrias: vivemos cada vez mais numa era de serviços, em que o consumidor se sabe mais poderoso e exige mais. Para quem já era prestador de serviço, a barra ficou mais alta, mas para quem se definia por produto, há uma nova (e complexa) barra a ser superada. Com efeito, a fronteira entre produto e serviço se faz cada vez mais difusa. Hoje todo mundo presta, de uma maneira ou de outra, alguma forma de serviço. A rigor, isto pode não ser algo novo. Foi dito alguma vez que as pessoas não querem comprar uma broca de 8 mm, as pessoas querem fazer um buraco de 8 mm... caberia pensar que as pessoas não querem nem comprar uma broca de 8 mm nem fazer um buraco de 8 mm, mas pendurar uma estante na parede; ou, um passo além, elas querem se sentirem úteis e hábeis, bons pais e maridos, homens completos ou mulheres descoladas e independentes. A novidade é que não dá mais para ignorar o caráter de serviço que os novos hábitos de comunicação conferem a quase todas as atividades econômicas.

Falávamos em marca: nunca foi tão importante o trabalho de branding, e o motivo disso não é apenas (apenas!) que as pessoas têm mais poder para decidir e que é mais difícil capturá-las, convencê-las e, sobre tudo, retê-las. Branding é importante porque o modo em que as pessoas se relacionam com os produtos e o serviços está em pleno processo de mudança –e isso é conseqüência da nova cultura da comunicação. Passou o tempo em que bastava que uma marca identificasse o que você faz, quais os benefícios que você oferece: agora se trata, também e sobre tudo, de dizer quem você é.

Todo o que foi dito até aqui (que é apenas uma fração menor da revolução em curso) significa que muitas estratégias precisam ser mudadas. Isso tem reflexo em várias áreas da empresa (se não em todas) : de TI, que deve se enfrentar a novos paradigmas e a novas práticas, a RH, que deve contratar, treinar e reter gente com competências novas. Os executivos sabem que não basta com aquilo que os trouxe até aqui, que para não serem levados pela correnteza (ou o tsunami?) da mudança deverão desaprender muito do que sabem e incorporar habilidades e conhecimentos insuspeitos pouco tempo atrás. E os trabalhadores, de modo geral, são exigidos a deixar as chamadas zonas de conforto, sob risco de cair fora do tabuleiro.

O mais difícil disso tudo, para as empresas enquanto organizações e para as pessoas, os indivíduos que nelas trabalham ou que as conduzem, é a gestão da mudança. Começamos este artigo dizendo que todo mudou e que tudo ainda irá mudar. Como lidar com mercados e industrias num cenário instável como o que estamos vivendo? A resposta está numa palavra que precisa ser encarada como mais do que apenas uma moda: inovação. Trata-se de preparar equipes e empresas, pessoas e processos, para renovar os modos de ver, de fazer, de avaliar, de conduzir –e isso é bem mais fácil de dizer do que de implementar. Inovação é a única possibilidade de crescer e de sobreviver às tecnologias disruptivas, às viradas bruscas dos mercados, às demandas renovadas de novas e imprevisível gerações de consumidores. Uma tecnologia disruptiva é aquela capaz de tornar obsoletas tecnologias dominantes, conforme o professor Clayton Christensen descreve nos seus livros O Crescimento pela Inovação - Como crescer de forma sustentada e reinventar o sucesso e O Dilema da Inovação - Quando novas tecnologias levam empresas ao fracasso. Alguns poucos exemplos de tecnologias disruptivas são o barco a vapor (que acabou com os navios a vela), o carro (que tirou os cavalos do mercado de transporte) e, mais recentemente, a fotografia digital, a fita cassete, o CD, o MP3. (Note-se que os últimos três exemplos vêm num processo acelerado de substituição do que por décadas fora o império do vinil, o que não é casual). Os livros do professor Christensen procuram dar resposta a uma única, simples pergunta: por que empresas bem administradas, por gente competente e com recursos adequados, fracassam?

Se a pergunta assusta, a resposta pode aterrorizar: Porque fizeram tudo corretamente. O que significa que fizeram tudo corretamente num cenário que estava mudando ou que iria mudar de uma maneira que nenhuma ferramenta de gestão disponível poderia ter previsto. Assim, em tempos de mudanças muito grandes, o caminho certo, sensato e razoável, pode ser o caminho para o fim.

É preciso incorporar práticas de inovação nas empresas, inclusive ou sobre tudo nas mais bem-sucedidas. Mas falar de mudança e de inovação é coisa que muita gente faz. Mudar e inovar efetivamente, já são poucos. Quem quiser mais do que apenas sobreviver deverá aprender como fazer a mudança acontecer –não apenas falar dela.